"Hubo un tiempo en el que la industria farmacéutica tenía prestigio. Ahora principalmente una máquina de marketing para vender fármacos de dudoso beneficio, esta industria usa su riqueza y su poder para coartar a cada institución que pueda situarse en su camino, incluido el Congreso de EEUU, la agencia del medicamento en este país (FDA), los centros académicos de medicina y la propia profesión médica». Lo afirma palabra por palabra, Marcia Angell, directora durante dos décadas de la revista 'The New England Journal of Medicine'
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