Para alguien que no hubiese visto nunca antes un documental sobre Chernóbil La noche del fin de mundo es una buena forma de entrar en contacto con una de las convulsiones más grandes de nuestra historia reciente. Los testimonios, las imágenes, los datos aportados y la diversidad de las fuentes resumieron de una forma acertada toda la literatura generada por el desastre. El ritmo, la intensidad y la postproducción estuvieron muy bien tratados y se notó que el equipo de Iker Jiménez tiene oficio a la hora de generar productos de este tipo.
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