Es hasta simpático y comprensible el reciente desliz ante un micrófono abierto del primer ministro checo, Jiri Rusnok, que en una sesión del Parlamento les dice a sus ministros de Defensa y Finanzas: "Joder, no me apetece ir al funeral de Mandela. Está en el quinto pino. ¿Tendré que ir en línea regular o en otra?". Tampoco es para tanto, Rusnok, resulta comprensible y cualquiera podría soltar algo similar.
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