Es fácil ser valiente cuando no hay nada que perder. Para poder reinventarse desde una posición de poder hay que tener fe: Una fé que permita intentar algo nuevo sin que resulte en una humillación pública, o en la debacle de quienes dependen de usted, o en traerse abajo todo por lo que ha trabajado tan duro. Las personas orientadas al éxito suelen ser particularmente incómodas con el riesgo de fracasar.
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