Estamos en una situación que se vive cada 200 ó 300 años, cuando se cambia de paradigma y el viejo aún no acaba de morir ni el nuevo de nacer. Es muy interesante desde la perspectiva histórica pero agobiante para quien la vive.
Todos conocemos a alguien (generalmente un pariente de edad avanzada) al que le parece muy bien lo de los juegos olímpicos, que cree que los sacrificios son necesarios para la inminente salida de una crisis que a veces ven como una especie de inevitable desastre natural y otras como responsabilidad única de los gastos de Zapatero, las autonomías o cualquier elemento similar.Ah, y siempre te dirá "Pues los bares están llenos"
Me pregunto lo mismo cada mañana... No entiendo cuanta presion somos capaces de aguantar, pero esto tiene pinta de terminar muy mal, porque la cosa empeora cada dia, nos lo seguimos tomando con "humor" de ese acido que usamos en España, pero no tiene pinta de que llegue un final, y menos feliz.
Comentarios
Por lo visto mucho. Lo malo es que las ollas a presión explotan si no se alivia ésta.
Uno piensa en Chaves o Griñan y cierto cierto, mucha presión.
#3 Y si es en Bárcenas, ya ni te digo.
Viviendo tiempos interesantes
#6 No caigas en eso. #3 no puede elegir, tú sí.
#7 jojo , quítate que me tiznas que le dijo la sartén al cazo.
Todos conocemos a alguien (generalmente un pariente de edad avanzada) al que le parece muy bien lo de los juegos olímpicos, que cree que los sacrificios son necesarios para la inminente salida de una crisis que a veces ven como una especie de inevitable desastre natural y otras como responsabilidad única de los gastos de Zapatero, las autonomías o cualquier elemento similar.Ah, y siempre te dirá "Pues los bares están llenos"
Yo creo que la gente no siente presión, o no quiere verlo, y por eso la cosa sigue como sigue. Ojos que no ven.
Mucho, querido e iluso Millá, mucho.
Me pregunto lo mismo cada mañana... No entiendo cuanta presion somos capaces de aguantar, pero esto tiene pinta de terminar muy mal, porque la cosa empeora cada dia, nos lo seguimos tomando con "humor" de ese acido que usamos en España, pero no tiene pinta de que llegue un final, y menos feliz.