Historia de un misionero en Kenia, Guiseppe Argese, que ha sido capaz de ayudar a suministrar agua en una zona donde hace 50 años era prácticamente desértica. "Pasé dos semanas en el bosque recorriendo caminos hasta que encontré una cascada de agua limpia y fresca, a 12 kilómetros de Tuuru". Él mismo (según dice) se convirtió en zahorí para poder encontrar agua bajo tierra. "la gente se agolpaba en torno al grifo y se peleaban pensando que se acabaría el agua. Creer que seguiría manando era demasiado para ellos"
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