Me parece que es una oportunidad magnífica para que el Gobierno demuestre que sus decisiones no están influenciadas por uno u otro lobby, o consejero, sino por lo único que importa: que España no puede seguir hundiendo su competitividad con un sistema energético ineficiente y subvencionado, donde la factura eléctrica se ha disparado un 40% mientras caía la demanda.
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