Hace 11 años | Por CrudaVerdad a cnnespanol.cnn.com
Publicado hace 11 años por CrudaVerdad a cnnespanol.cnn.com

Cuando Peter Sprigg habla públicamente sobre su oposición a la homosexualidad algo extraño sucede a menudo. Durante sus discursos, la gente pide la palabra para desafiar sus afirmaciones de que la Biblia condena la homosexualidad, pero ningún cristiano lo defiende. El Centro de Leyes de Pobreza del Sur, en Alabama, es una organización sin fines de lucro que lucha por los derechos civiles, combate y monitorea los grupos de odio. Hace tres años designó al Consejo de Investigación de la Familia, al cual pertenece Sprigg, como un grupo de odio.

Comentarios

D

¡Pobres evangelicos! Perseguidos por una sociedad que les niega su derecho a discriminar.

C

Bien se lo merecen, muy rara vez en sus páginas web cristianas veo recomendaciones o consejos sobre tolerancia, convivencia o armonía. Nada de eso. En esas páginas todo el tiempo atacan, contra los homosexuales, contra Halloween, contra otras religiones, contra la pornografía, contra la masturbación, contra los ateos, contra Darwin, contra la ecología... es odio en estado puro.

Sheldon_Cooper

#1, lo mejor es cuando se cruzan con otro troll que llega a ser capaz de estar a su nivel pero mantener la compostura, como Dawkins. Ahí esta gente pierde los papeles mientras Dawkins mantiene su tono calmado y su leve sonrisa semi trollface.

C

#2 Dawkins ¿troll? Debemos agradecerle a él que tiene huevos para enfrentarse cara a cara contra esos fanáticos religiosos radicales.

ziegs

Pues no sabía yo que los evangélicos tenían al Rouco de asesor.

grow

"Falsa civilidad, vergüenza, mojigatez y miedo a expresar una opinión impopular ha causado que muchos cristianos se abstengan de explicar cómo la conducta homosexual destruye vidas"

No tenemos un discurso de odio, no qué va...

D

En España algún día la gente se levantará en las misas y empezará a pedir explicaciones.

Pero Sprigg y otros evangélicos dicen que está emergiendo una nueva víctima: los cristianos de closet que creen que la Biblia condena la homosexualidad pero no lo dicen públicamente por miedo a ser juzgados o calificados como intolerantes.

Es que sóis unos intolerantes.

Pero tanto académicos como activistas concuerdan con que el punto en que el discurso religioso se convierte en un discurso de odio aún está por definirse.


Es fácil saber cuando es discurso de odio: cuando sales a la calle a prohibir a los demás derecho, y los discriminas e intentas curarlos.