Los científicos han comprobado que la mimosa libera sustancias químicas que interfieren el crecimiento de otras especies, de manera especial en la época de floración. A esto se le llama actividad alelopática, que es el objeto de estudio. Sólo en Allariz hay 42 hectáreas afectadas por la mimosa y en todo el territorio reserva de la biosfera, que engloba a otros municipios próximos, son alrededor de 80 las hectáreas en las que esta especie australiana está presente.
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