Al día siguiente, la niña volvió a aparecer con la cabeza tapada. Al demandarle su profesor que se la quitara, ésta se negó, y fue enviada a dirección. La directora le volvió a insistir en que la shayla, el pañuelo o cualquier prenda que le ocultara la cabeza estaba prohibida, pero la niña siguió en sus trece y se negó a quitársela. Al decirle la directora que tendría que sancionarla si persistía en su comportamiento, la niña cogió su teléfono móvil y, ante la mirada perpleja de la directora, llamó a la Policía Local y les dijo...
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