Una vez perdí una apuesta con un cliente: me desafió a presentarle un sistema informatizado de facturación que fuese más eficiente que el que tenía. La prueba de fuego consistiría en medir cuanto se tardaba en modificar una factura errónea, y en ella mi sistema informático perdió estrepitosamente contra un bote de Typex y un apunte a boli (...) El gran triunfo de los algoritmos como Google o JPEG es que aceptando una pequeña pérdida de información se pueden obtener grandiosas ganancias en eficiencia de proceso de la misma.
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