Me refiero, por supuesto, a nuestros líderes políticos, con especial consideración de los máximos representantes de los partidos mayoritarios. Las encuestas revelan que la opinión española no quiere ver a ninguno de los dos como cabeza de lista en las próximas elecciones generales. Y, sin embargo, con toda probabilidad, allí estarán, encabezando las candidaturas; sus efigies aparecerán en los carteles empapelando vallas y paredes en calles, plazas, y carreteras. ¿Qué hemos hecho nosotros para merecer esto?
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