14 de junio de 2012, a cuatro años de la triunfal inauguración de la Exposición Internacional 2008 de Zaragoza, pocos defensores le quedan al evento. Cuatro hooligans nostálgicos, el alcalde Belloch y algunos supervivientes del ejército de expo-vividores que siguen cobrando de su legado. Legado consistente en edificios vacíos y solares, cuando no espacios institucionales metidos con calzador para desesperación de sus funcionarios
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