Entre tantos merecedores del Nobel de la Paz figuran las Abuelas de Plaza de Mayo argentinas, que eran candidatas al premio por quinta vez. Precisamente esta semana han encontrado a la nieta 107. Su lucha, desde abajo, sin más herramientas que el dolor y el anhelo de justicia, es un ejemplo de perseverancia y merece el mayor de los reconocimientos. Pero evidentemente, en esta extraña medición en la que el neoliberalismo se disfraza de solidaridad y la guerra se hace en nombre de la paz
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