Imagínese una persona que lee estas palabras en una computadora portátil en un café. La máquina de metal, plástico y silicio consume unos 50 vatios de potencia, ya que traduce bits de información —una larga cadena de 1 y 0— en un patrón de puntos en una pantalla. Mientras tanto, en el interior del cráneo de la persona, una viscosa agrupación de proteínas, sal y agua utiliza una fracción de esa energía no sólo para reconocer esos patrones como letras, palabras y oraciones, sino para reconocer la canción que suena en la radio. Traducción en
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