Pocas personas se van pronto a dormir en Damasco, incluso en estos tiempos de guerra. Por eso, cuando los proyectiles empezaron a impactar en el este de la capital alrededor de las dos de la madrugada del miércoles, Um Hasan y sus cuatro niños estaban bien despiertos y preparados para el familiar sonido de las bombas cayendo sobre edificios y calles vacías.
|
etiquetas: syria , siria , damasco , ataque , químico , cabrones