La última avenida del Ebro ha dejado en estos municipios más de 4.000 hectáreas de tierras de cultivo anegadas y ha provocado pérdidas millonarias que ahora se evalúan. Y eso pese a ser una riada ordinaria, cuya punta alcanzó en Zaragoza --el domingo-- los 4,5 metros de altura (con un caudal de algo más de 1.600 metros cúbicos por segundo). A medio día de ayer, el río a su paso por la capital estaba por debajo de los 3,5 metros.
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