[c&p] Las personas que se quedan sordas de adultas son capaces de seguir hablando de manera inteligible –aunque no se oigan a sí mismos-, incluso años después de perder la capacidad auditiva. Un dispositivo robótico ha ayudado a neurocientíficos de la Universidad McGill, en Montreal, a descubrir por qué. Los investigadores sospechaban que, además de escucharnos a nosotros mismos, al hablar prestamos atención a músculos de nuestra cara, mandíbula y boca, con el fin de saber si estamos pronunciando bien las palabras que decimos.
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