Un grupo de investigadores atrapó el arcoiris desplegando unas 25.000 capas de invisibilidad tan finas como un cabello humano, y elaboraron un prototipo de sensor con posibles usos no sólo en sistemas de invisibilidad sino como sensor en biomedicina. Las llamadas capas de invisibilidad están permitiendo a los científicos manipular la luz con mayor precisión que nunca, según señala un reporte recientemente publicado en el New Journal of Physics. Una habilidad, que podría ser muy útil, por ejemplo, en áreas como las comunicaciones.
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