Hay días en el que en las oficinas municipales no se pueden imprimir documentos porque se ha acabado la tinta de la impresora o no hay papel. Y resulta que tampoco hay dinero para ir a comprar, o que los proveedores ya se han cansado de fiar al Ayuntamiento y de estar a la espera de cobrar lo que se les adeuda. Según el interventor municipal, Sebastià Vicens, la institución se halla "colapsada" y en situación de "parálisis financiera y monetaria". Vicens asegura que una empresa en esta situación se hallaría en concurso de acreedores.
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