Cuando regresó al hotel de Rotterdam, Eliades Ochoa, sombrero negro de guajiro y guitarra al hombro, encontró a un africano sentado en el hall tocando un extraño instrumento. Con un gesto, le pidió que aguardara un segundo y desenfundó su guitarra de ocho cuerdas, su guitarra Tres. El negro que empuñaba aquella kora, una suerte de arpa atravesada por 21 cuerdas, era el maliense Toumani Diabaté, y el sarao que montaron fue tan grande que llegó a oídos de Nick Gold, gran productor de world music...
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