El tribunal supremo de Iraq ha condenado a Tariq Aziz a la horca. Pero la sentencia huele a venganza y linchamiento más que a justicia. Ha sido condenado por crímenes contra la humanidad en un juicio donde el fiscal no demuestra ninguna prueba de que así fuera. Aziz aconsejó a Sadam no invadir Kuwait. Su defensa es que como diplomático no está relacionado con la aplicación de la política domestica en el país. La impresión de ser el único “normal” del régimen está reforzado por ellos que le conocieron algo.
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