Imagina que llegas a casa tras un duro día de trabajo como [respuesta múltiple: becario/precario/falso autónomo/currito sin contrato/creativo freelance/otras] y al abrir la puerta te da una bofetada el tufo a cigarro puro. Hay un par de colillas de purito tirada en la entrada. Un señor con pantuflas, pijama de franela a cuadros y una copa de balón con un gintónic te mira condescendiente a través de unas gafas de concha. Antes de que puedas decir nada, el hombre te está regañando, insistiendo en que no tienes ni puta idea de nada.
Comentarios
¡Esperen! ¡Esperen! ¡Aunque sea literatura y un blog, antes de crujirlo a negativos ENTREN Y LEAN dos minutos! ¡Que es un ZASCA épico!
Estoy más o menos de acuerdo con el autor del post. Pero ha escrito un tocho infumable que no he sido capaz de terminar. Por lo menos Antonio Muñoz Molina escribe bien
Vaya leña reparte!! jajá, muy bueno el artículo.
Bien apuntado y desarrollado. Selo merece. No se pueden negar sus valores literarios, pero vivió del cuento todo lo que pudo con el PSOE de Zapatero como Director del Instituto Cervantes en NY, y su mujer ejerció de mujer consorte, narrando en El País sus miserias maritales tan sufridas desde la capital del imperio norteamericano, con asistencia a cócteles y recepciones, mientras medraba para copar columnas y espacios inmerecidos. De esta guisa, Muñoz Molina dejó de ejercer el papel básico de un intelectual, sin realizar crítica alguna a los desmanes socialistas porque para eso estaba tan bien pagado y viviendo del cuento a nuestra costa, mientras su mujer creía que era la mejor pensadora de la historia, a pesar de no haber escrito nada mejor que Manolito Gafotas. Ejemplos de intelectuales de pesebre y sueldo, que ahora han descubierto que el país tiene goteras, pero que hacían gracias a los anteriores gobernantes mientras empezaban a demoler el edificio.
Parece que las ratas comienzan a abandonar el barco de la "Cultura de la Transición".
A mi el artículo me gusta, vuelve a un rasgo de la posmodernidad muy poco tratado, aunque estemos rodeado por miles o millones de ejemplos en el día a día. Ese cinismo de vivir de una manera y escribir sobre otros que viven como tu pero con una autoridad moral como de haber sido perdonado de todo pecado. O de echar en cara a otros de los defectos de uno esperando distorsionar la visión que los demás puedan tener de nosotros.