Cuando echarse el desodorante se convierte en toda una aventura a consecuencia del dolor físico, o la mente te juega malas pasadas un día sí y otro también evocando imágenes infernales, hay que ser muy valiente para seguir adelante.Si además de esto vas por la vida con una sonrisa permanente en la boca, la valentía se convierte casi en heroicidad. Ésta es la sensación que transmite Jesús Ramírez, víctima de las explosiones y vicepresidente de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo
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