El banco de inversión Goldman Sachs, junto con Morgan Stanley, fue uno de los protagonistas de la crisis financiera que se inició en Estados Unidos en 2008, año en el que tuvo que ser rescatado con 10.000 millones de dólares. En abril de 2010, la Comisión del Mercado de Valores de EE.UU. la acusó de fraude por las hipotecas subprime. Pero no sólo eso, también tuvo un papel central a la hora de ayudar a Grecia a ocultar el déficit presupuestario de su gobierno ante la UE y los mercados financieros, ganando unos 750 millones de euros en el 2002.
Comentarios
No vivo en Europa, pero no he escuchado/leído que algún gobierno o institución pida juicio a los que falsearon los números de Grecia (Goldman Sachs y el gobierno griego de ese momento).
Pues bien, resulta que en los mismos años en que se cocinaba todo esto (2002-2006), Goldman Sachs tenía de vicepresidente a un tal Mario Draghi, que a partir del 1 de noviembre sustituye a Jean-Claude Trichet como presidente del Banco Central Europeo para el período 2011- 2019, gracias a la decisión de los visionarios líderes de la Unión Europea.
Con la llegada de Draghi al trono del BCE, ya son tres las palancas clave en la crisis de la eurozona que estarán ahora controladas por exdirectivos del polémico banco que entre 2001 y 2008 ayudó a maquillar las cuentas griegas: 1) el propio Banco Central Europeo, 2) la división del Fondo Monetario Internacional (FMI) para Europa, al frente de la cual está el portugués Antonio Borges, vicepresidente y managing director de Goldman Sachs Internacional (la unidad del banco con sede en Londres que dirigió los swaps griegos entre 2000 y 2008, justo coincidiendo con el programa griego del banco) y 3) la Agencia griega de Deuda Pública, dirigida por el experto financiero Petros Christodoulo, nombrado por Papandreu y que no sólo había trabajado en Goldman Sachs, sino que en 2006 era el responsable de Mercados y Banca Privada del Banco Nacional de Grecia, la entidad privada que a partir de ese año vehiculó el swap griego diseñado por Goldman Sachs, a través de una cuenta en Delaware (EEUU), un territorio considerado un paraíso fiscal.
Ni refundación ni hostias, nada de nada, promesas vacías para seguir sin cambiar nada.
La estafa y el saqueo suma y sigue, y no van a parar por iniciativa propia.
Lo de 1789 no fué por aburrimiento ni por placer. Ahí lo dejo.