Si lo que perseguía Antonio Miró al subir a varios senegaleses indocumentados a la Pasarela de Barcelona era llamar la atención, lo ha conseguido. No sólo atrajo la mirada del público elegante que suele adquirir sus diseños, sino también la de la Inspección de Trabajo. ¿Que dirá la sociedad? Yo voto porque estos señores repitan el año que viene pero con papeles pues ya han pasado el casting.
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