Si queremos reducir los casos de corrupción no podemos limitarnos a aprobar una ley de transparencia y confiar en que algún periodista con mucho tiempo libre encuentre números erróneos en una contabilidad mal ofuscada. Lo que debemos hacer es asegurar que las instituciones no crean incentivos a los políticos para corromperse. Si no queremos que los alcaldes usen las cajas de ahorros como una máquina de imprimir dinero, debemos quitarnos de la cabeza eso que la banca pública es una gran idea, primero, y quitarles cualquier discrecionalidad...
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