Hace un mes me vino a la cabeza una idea cuando me saltó por enésima vez el aviso de actualizar Flash. ¿Y si lo desinstalo? Total, no lo uso demasiado, me molesta más que otra cosa y serviría para ver hasta qué punto vivir sin Flash es plausible. Así que me puse manos a la obra. Desinstalé Flash del ordenador y lo desactivé en Chrome (el navegador de Google tiene Flash integrado), tanto en mi portátil como en el sobremesa. Y a ver qué pasaba.
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