"En la Expo de Zaragoza venden unos pasaportes a más de tres euros para que los sellen en los distintos pabellones que se pueden visitar. Van con los pasaportes en la mano, entran en los pabellones, les colocan el sello y se marchan muchas veces sin mirar lo que tienen alrededor. Ni les interesa conocer un poco de cada lugar. Pasaportes a la nada." "He comprobado que ésa es la actitud generalizada en los viajes turísticos, no sólo en la Expo. Ahora ya se viaja sólo para comprobar que lo que hemos visto en la pantalla está en su sitio."
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