Aún tenía pesadillas, de tanto en cuanto, acerca de aquel cayuco que casi se hunde cuando todavía faltaban treinta millas para alcanzar las playas. Tuvieron que achicar agua con las botellas de plástico, con las manos y hasta con los zapatos. Pero llegaron. Recordaba que las estrellas eran escasas en aquel nuevo cielo ...
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