Hace 14 años | Por Esteban_Rosador a elpais.com
Publicado hace 14 años por Esteban_Rosador a elpais.com

En términos de laicismo vivimos en el país del quiero y no puedo; de medias verdades y medias tintas; de aparente progresismo y de conservadurismo recalcitrante. En las escuelas concertadas pagadas con fondos públicos, curas y monjas católicas con su toca modernizada. Quienes denuncian el velo en la cabeza ajena pero defienden la toca y el crucifijo en la propia no están defendiendo los reglamentos o las leyes de nuestro país, sino haciendo la más burda islamofobia y sembrando la discordia en las aulas.

Comentarios

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#0 También hay colegios católicos concertados donde a las niñas musulmanas se las permite ir con el velo puesto a clase.

Yo defiendo una educación con velos y cruces para quien la quiera, y otra sin velos ni gorras para quien la prefiera. Públicas, concertadas y privadas.

Me opongo firmemente a una educación única e igual para todos. Eso sí que sería sumisión.

Por lo demás, el artículo está plagado de medias-verdades:
Estoy absolutamente en contra de velos, tocas, embozados o vestimentas cuya significación no es otra que hacer a las mujeres invisibles y humildes.
Creo que Najwa no se lo pone precisamente para hacerse invisible y humilde. Más bien quiere decir que ella es distinta al resto de chicas de su clase y que requiere por tanto un trato especial y distinguido por parte de los chicos.

Se ha vulnerado su derecho a la educación
Mentira. Su derecho a la educación sigue plenamente vigente. Sin velo allí donde está, con velo en otro instituto a 500 metros del actual.

En el mismo centro [...] estoy segura de que se ostentarán símbolos públicos o privados de carácter religioso
Aquí directamente habla sin saber. Al contrario que ella, yo estoy seguro de que no hay un sólo símbolo religioso público en ese centro. Es extremadamente raro que los haya en los centros públicos. Todavía más exótico resultaría en uno creado en los 80.

Quienes denuncian el velo en la cabeza ajena pero defienden la toca y el crucifijo en la propia no están defendiendo los reglamentos o las leyes de nuestro país, sino haciendo la más burda islamofobia y sembrando la discordia en las aulas.
Precisamente la Iglesia es de las pocas instituciones que defienden el derecho a usar la Hiyab en clase.

La libertad religiosa en España consiste, hasta ahora, en que las leyes del hombre están por encima de las Dios y que si hay que quitar un crucifijo de un colegio público, se quita, y que si hay que expulsar a una alumna por no cumplir el reglamento de un centro, se la expulsa.

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#4 Pues hay que seguir luchando por la derogación, sin que esto signifique descuidar otros frentes.

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"Si fuésemos capaces de derogar el Concordato con la Santa Sede, asentar el principio de aconfesionalidad de las escuelas, eliminar los símbolos religiosos de la Administración y devolver la religión al ámbito de las creencias y la conciencia -de donde nunca debió salir- tendríamos la autoridad para exigir el fin de cualquier expresión de sumisión, de diferencia o de simbolismo religioso."

¿Recién entonces tendríamos la autoridad para exigir el fin de cualquier expresión de sumisión?
No señor. La autoridad la tengo ahora, y la intento hacer valer contra todo autoritarismo de toda religión.

Esteban_Rosador

#3 El problema e que el Concordadto con el ridículo miniestado del vaticano nos tiene atados de pies y manos. Es la excusa que sacan en cuanto se habla de laicismo. Si no somos capaces de derogarlo, es que no somos capaces de avanzar realmente hacia el laicimo. No tenemos autoridad, sólo derecho al pataleo.

Esteban_Rosador

Mientras que la iglesia católica siga ostentando una gran parte de las escuelas en este país, en parte por negocio y en parte como garantía de fieles futuros, cualquier intento de llevar el laicismo a la escuela (y por tanto al estado) está condenado al fracaso. Sobre todo mientras hay partidos que no se atrevan a decirles que no a nada.

Esteban_Rosador

CyP: La libertad religiosa en España consiste, hasta ahora, en proteger y financiar a la religión católica, tolerar mal que bien al resto de las confesiones y ningunear a los no creyentes. Si fuésemos capaces de derogar el Concordato con la Santa Sede, asentar el principio de aconfesionalidad de las escuelas, eliminar los símbolos religiosos de la Administración y devolver la religión al ámbito de las creencias y la conciencia -de donde nunca debió salir- tendríamos la autoridad para exigir el fin de cualquier expresión de sumisión, de diferencia o de simbolismo religioso. Pero entonces seríamos Francia -ese país que asienta sus pies en los derechos ciudadanos y el laicismo- y no España, donde la religión católica está todavía ligada al Estado.