En la parroquia de Daytona Beach, los feligreses no tienen necesidad de bajarse del coche para asistir a la misa. Desde 1953, esta iglesia de Florida ofrece un servicio “drive thru” para cristianos sin tiempo que perder. Éste es solo uno de los cientos de ejemplos repartidos a lo largo de Estados Unidos, un país donde – además de comer, ir al cine o comprar licor – es posible realizar las actividades más insospechadas sin apagar el motor.
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