Un trabajo, aparecido en 'Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine', afirma que los pequeños que descansan en habitaciones 'aireadas' tienen un 72% menos de probabilidades de padecer el citado síndrome mortal. Aunque se desconoce por qué los ventiladores protegen a los más pequeños, una posible explicación podría ser que, al permitir un mayor movimiento del aire, se impide que los niños respiren el dióxido de carbono que ellos mismos han expulsado (una de las posibles causas del fallecimiento súbito).
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