Es ominoso que por rutas donde pasan miles de personas (se espera un volumen de visitantes cercano a los dos millones) no se establezca una logística de aseos portátiles. Y lo que llama la atención y acaso roza la cumbre del surrealismo caótico fallero que gestiona el Ayuntamiento es saber que mientras en la visita del papa se colocaron 7.000 urinarios estas Fallas 2011 se dispondrán de la astronómica cifra de 300. Y los vecinos insisten. “Tengo que poner trapos en el quicio de la puerta de mi patio y aun así entran las meadas”
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