Este año, la cosecha de Frenadol no ha estado a la altura. Y es preocupante, porque tiene más fans que la sidra. Su consumo es altísimo y si se baja la guardia corremos el riesgo de perder a las nuevas generaciones, más partidarias del Red Bull y tente tieso. Alguien en el Departamento de Sanidad debería ponerse las pilas y dar a los antigripales ese marchamo de calidad que se supone a todos los productos vascos, desde la euskal oiloa hasta los calzoncillos de lana latxa. ¿Para cuándo un paracetamol vasco con label?
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