Es la historia de Juan Real, un hombre de 51 años que renunció a su profesión de delineante para cuidar a su esposa, una persona dependiente, y a sus hijos. Para él la casa no es una cárcel, pero ha supuesto un cambio radical en su horizonte de vida. Juan no sabe si podrá beneficiarse de la Ley de Dependencia, pero sí tiene claro que hay que apoyar a quienes dedican su vida a cuidar a otras personas.
Muy bien por él. Pero esto nos lleva a pensar que normalmente las que suelen renunciar a sus carreras profesionales para cuidar a gente dependiente son las mujeres. Esperemos que con estas ayudas la cosa cambie y algún día se pueda alcanzar la igualdad.
Comentarios
Todavía queda gente con coraje para enfrentarse a los avatares de la vida y sobre todo, buena.
Bien por él.
Para quitarse el sombrero (chapeau)!!
Muy bien por él. Pero esto nos lleva a pensar que normalmente las que suelen renunciar a sus carreras profesionales para cuidar a gente dependiente son las mujeres. Esperemos que con estas ayudas la cosa cambie y algún día se pueda alcanzar la igualdad.
A ver, qué remedio. Imagino que tendrá a alguien que le eche una mano porque si no...