Un pasajero que llegó al aeropuerto suizo de Basilea procedente de Togo, se comió gran parte de las orugas que traía de contrabando al ser avisado de que no le permitirían pasar esta ´delicia´ gastronómica por la frontera. El hombre ocultaba bajo un fondo falso de su maleta 15 kilogramos de su manjar favorito, al que es "adicto”, según confesó, y que se considera una verdadera exquisitez en varios países del continente africano.
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