Gaza fue su vida, allí encontró la muerte. Su lucha permanece, su dedicación es nuestra meta, su oficio nuestra forma de vivir. Dicen que siempre se van los mejores, una frase que suena a tópico para muchos a los que se les ha alzado injustamente a los altares de la humanidad, pero en el caso de Arrigoni, todas las palabras buenas se quedan cortas. Es difícil explicar su labor, sin duda alguna las voces de los niños palestinos con los que él solía jugar son el mejor testimonio de una vida dedicada a la libertad.
|
etiquetas: vittorio arrigoni , ganador , homenaje , niños , activismo , palestina