Estados Unidos quiso capturar vivo al Che Guevara, muerto el martes hará cuarenta años por disparos de un suboficial boliviano que cumplía órdenes directas del dictador René Barrientos. La CIA se sorpendió ante el asesinato del guerrillero, un crimen que desbarataba los planes de propaganda anticastrista cuyo eje debía ser un Che desmitificado y preso en Panamá.
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