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La manifestación ateista prevista para hoy por las calles de Madrid ha sido frustrada por el poder judicial amparándose en una interpretación pro católica de la Carta Magna. La aconfesionalidad del Estado español y el derecho de reunión promulgados por la “mentira constitucional”, no han sido armas suficientes para ganarle la batalla al solemne deambular de corte católico del “jueves santo
Las declaraciones del señor Aznar en Nueva York y Estepona han caído como un jarro de agua fría a sus “amigos extravagantes del partido popular”. A pocas semanas de las elecciones regionales y municipales, las afirmaciones del ex presidente han abierto la herida que tanto dolió a la “derecha” allá por el año 2004, cuando la foto de las Azores inmortalizó los “oídos sordos” de un gobernante ante los gritos de paz de su pueblo y privado del beneplácito del plebiscito de la “vox pópuli”.
La propuesta planteada esta semana por el señor Gallardón sobre la “sacar a los mendigos de las calles de Madrid”, o dicho de otro modo, hacer invisibles y esconder del paisaje urbano aquellos elementos humanso que incomodan la mirada del andante y obstaculizan el flash del turista; nos invita a reflexionar sobre el debate ético y paradógico entre la libertad negativa neoliberal y la intromisión en el espacio vital planteada por las filas populares.
La noticia reciente de la señora Aguirre, sobre la segregación de la “créme de la créme” de las aulas madrileñas en centros de élite intelectual desprovistos de la plebe mediocre; ha abierto la dialéctica entre antropólogos y psicólogos acerca de la dicotomía entre la dosis de determinismo biológico de la inteligencia humana y su ingrediente cultural.
Las investigaciones actuales sobre la presunta trama de niños robados durante el marco histórico del franquismo decadente, siembra la duda vital de miles de nacidos durante la etapa del ”baby boom” occidental. La angustia existencial de miles de madres engañadas al acecho de las frías paredes de conventos españoles...
La manifestación ateista prevista para hoy por las calles de Madrid ha sido frustrada por el poder judicial amparándose en una interpretación pro católica de la Carta Magna. La aconfesionalidad del Estado español y el derecho de reunión promulgados por la “mentira constitucional”, no han sido armas suficientes para ganarle la batalla al solemne deambular de corte católico del “jueves santo
Las declaraciones del señor Aznar en Nueva York y Estepona han caído como un jarro de agua fría a sus “amigos extravagantes del partido popular”. A pocas semanas de las elecciones regionales y municipales, las afirmaciones del ex presidente han abierto la herida que tanto dolió a la “derecha” allá por el año 2004, cuando la foto de las Azores inmortalizó los “oídos sordos” de un gobernante ante los gritos de paz de su pueblo y privado del beneplácito del plebiscito de la “vox pópuli”.
La propuesta planteada esta semana por el señor Gallardón sobre la “sacar a los mendigos de las calles de Madrid”, o dicho de otro modo, hacer invisibles y esconder del paisaje urbano aquellos elementos humanso que incomodan la mirada del andante y obstaculizan el flash del turista; nos invita a reflexionar sobre el debate ético y paradógico entre la libertad negativa neoliberal y la intromisión en el espacio vital planteada por las filas populares.
La noticia reciente de la señora Aguirre, sobre la segregación de la “créme de la créme” de las aulas madrileñas en centros de élite intelectual desprovistos de la plebe mediocre; ha abierto la dialéctica entre antropólogos y psicólogos acerca de la dicotomía entre la dosis de determinismo biológico de la inteligencia humana y su ingrediente cultural.
Las investigaciones actuales sobre la presunta trama de niños robados durante el marco histórico del franquismo decadente, siembra la duda vital de miles de nacidos durante la etapa del ”baby boom” occidental. La angustia existencial de miles de madres engañadas al acecho de las frías paredes de conventos españoles...