Aquí en España ni siquiera queremos saber cuántos niños esclavos hay. Creo que nos avergonzaría saberlo, aunque no nos da vergüenza que existan y beneficiarnos de ellos, de su trabajo, de su sudor... de su falta de futuro, en definitiva. Pero nosotros somos buenos y queremos que los niños trabajen "en condiciones dignas": lo digno es que sus padres tengan trabajo y ellos no se vean obligados a trabajar
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Imprescindible denunciar la esclavitud, en todas sus facetas, algo que siempre ha sido una de las tareas de la Iglesia. Ahora quizá más presente, en este mundo de esclavos, este mundo de hambrientos, este mundo de oprimidos, que sólo puede tener remedio desde la SOLIDARIDAD.