Hablando ayer precisamente, de este tema con un amigo psicopedagogo, profesor y apasionado de todo lo relacionado con la enseñanza, el crecimiento y la psicología infantil en general, me dijo tajantemente que el prohibiría la entrada de público a los encuentros deportivos infantiles. Argumentaba que para los niños es una presión inaceptable el tener a los padres gritándoles instrucciones desde las gradas además del entrenador.
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En Menorca los insultos del público quitan puntos. Es una gran cosa. Si algún padre se desmadra los demás le hacen callar.