Cada verano, Ibiza se llena de turistas: en 2024, la isla acogió a 3,3 millones de visitantes, más del 75 % fueron extranjeros. Eso genera problemas en un territorio donde el espacio y los recursos son los que son, por ejemplo problemas de abastecimiento de agua. Pero también los atascos por sus carreteras en temporada alta son santo y seña. Hartos de esta saturación, desde el Consell Insular ha cortado por lo sano: limitarán el número de vehículos forasteros en circulación a poco más de 4.000 al día.
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Los que no tengan cupo, pues o alquilar coche o pillarse una moto. Y siempre les queda un patinete eléctrico, que la isla es pequeña y se llega a casi todos los lados.
Los que se deben estar frotando las manos son los taxistas.
Y muy bien que me parece.