La cancelación de la cumbre entre Putin y Trump en Budapest, antes incluso de que se le hubiera puesto fecha, es una mala noticia. Especialmente para Ucrania. El país se está desangrando en nombre del proclamado objetivo occidental de infligir una “derrota estratégica” a Rusia. Ucrania se está despoblando como consecuencia de la carnicería y la migración hacia Rusia y Europa Occidental, y el frío que la destrucción sistemática de sus infraestructuras energéticas promete para este invierno, augura una nueva estampida migratoria.