Hace poco tiempo leía que las librerías tradicionales estaban cerrando. Que gigantes como Amazon y las editoriales clásicas les estaban obligando a echar el cierre de su pequeño comercio, en el que por lo general el tendero y dueño es el mismo, y en ocasiones un pequeño equipo de personas, casi nunca superiores a diez, trabajan allí.Así que miré a mi alrededor, a las librerías en las que suelo comprar y de las que tengo constancia. Todas estaban abiertas. Algunas, incluso, mejor que nunca.
Comentarios
Me sigue encantando ir a la librería, husmear entre libros, encontrar piezas que no sabía que existían y me pueden gustar, o descubrir que mi autor favorito ha estrenado trabajo. Me gusta recorrer los pasillos, entremirar las hojas, y salir cargado con un par o tres de libros. Y si, puede que en Amazón esté medio euro más barato, un euro a lo sumo. Pero creo que no merece dejarle el dinero a unos americanos que tributan en Irlanda, por un cochino euro.
Y además, me encanta leer en papel, dejar mi libro en la biblioteca del comedor cuando lo he acabado, y que vaya cogiendo ese color a lo largo de los años. Y me gusta también, saber que leen mis amigos cuando voy a su casa. No se lee tanto, pero el verdadero aficionado a la lectura, sigue (en general) degustando papel.
#2 A mí también me siguen encantando las librerías. Pero ya no compro libros en papel. Disfruto teniéndolos en la mano, me gusta tener las estanterías llenas... pero para leer y viajar con lectura, me es mucho más cómodo el kindle.
Ayer pasé una hora en una mega librería y salí con una revista.
#3 Yo cuando viajo me llevo un libro. Para que más? En mi último viaje me llevé "El Sanador de Caballos" para 15 días de vacaciones. Y aunque leí mucho, cuando llegué a casa aún me faltaban unas 40 páginas. No es para tanto llevarse un libro, ni hace falta llevarse más a no ser que pretendas leerte uno del Capitán Alatriste que se lee en un par de días.
El libro electrónico siempre te lo pueden robar, dependes de la batería, etc... y además, que no tiene el encanto de leer en papel.
#5 También te pueden robar el único libro que te llevas si es por eso...
A un Kindle la batería le dura semanas con una carga. No es un problema real, la verdad.
#6 Quien roba un libro? Me vas a decir que tienes las mismas posibilidades de que te roben un libro que un Kindle? Me he llegado a dejar un libro en el asiento de una parada de metro. Darme cuenta cuando llevaba cuatro paradas subido, parar, dar la vuelta, tomar otro metro y regresar al punto de partida. 30 minutos mas o menos, y ahí estaba el libro. Llega a ser un kindle, y no dura ni un telediario. Y lo peor, es que lo hubiera robado un inculto que lo acabaría abandonando en su casa. Pero como es electrónico, lo pilla.
#7 A mí nunca me han robado el Kindle, ni me lo he dejado por ahí (como sí me puede pasar con un libro). En fin, es un caso que para mí es irrelevante.
#5 Yo tengo en mi ebook (bq cervantes, no un Kindle ) vsrios libros que me apetece leer.
Si me termino uno empiezo otro, no me preocupo de preparar nada para cuando viajo, meto el ebook y listo, incluso aunque me falten diez páginas para terminar el que estoy leyendo.
#2 Si, a mi también.
Me gustan los libros de las bibliotecas, por el olor del papel y de la tinta, son especiales.
#2 cada día me sorprende más la parafilia sexual de oler celulosa.
Es cojonante ver a hordas de degenerados en tiendas de venta de celulosa oliendo los productos como perros en celo.
"Es más, simplemente porque me hubiesen elegido el libro adecuado hubiese pagado un plus. Cinco, quizá diez euros (el volumen costaba 8,95 euros). Porque esa persona me ha solucionado el problema de aquél día." Si mi mejor amiga, librera de profesión, conoce a éste hombre, yo creo que le da un beso de tornillo y todo. Es exactamente lo que ella dice que sería conveniente hacer, porque aunque parte de su trabajo sea hacer pedidos, revisar el fondo, comprobar que siempre haya de todo, ver qué se vende más y qué menos, estar al tanto de las novedades y colocar cajas, cajotas, libros y librotes, la "pièce de resistance", la prueba de fuego de un Librero es que te llegue un cliente sieteleyes como yo y te diga "buenos días, estoy buscando libros de terror y vampiros, pero Dracula ya lo tengo, no quiero nada que huela a novela adolescente, soy alérgica a los best-sellers y no me gusta Stephen King, ¿qué me recomiendas?"*.
El que un librero piense un par de segundos y te oriente hacia lo que sabe que te gustar, te dé ideas, te sugiera tal o cuál cosa... no tiene precio. Es un valor añadido. Es cierto que yo soy un ratón de biblioteca que me encanta pasearme entre los estantes llenos de libros como cuando miro tartas en una pastelería, pero que alguien te ACONSEJE, es algo único. Más cuando esa persona que te aconseja tiene la misma adicción que tú por la lectura. En ese tipo de casos, a mí no me importaría pagar por el tiempo de alguien, igual que -según creo, que no lo sé seguro- se hace en la tienda Apple, que si quieres que te atienda un vendedor, has de pagar por el consejo del mismo, porque te atienda alguien que te va a guiar y aconsejar. Mi librero es exactamente lo que hace, y así se gana a clientes fieles, porque no es sólo que cojas un libro y te pongan un anuncio "los clientes que compraron esto, también compraron aquello y lo otro", sino que te digan "Si te gusta el terror, ¿has leído a Clive Barker? Mira, ahora ésta editorial está sacando unas ediciones espectaculares de los clásicos del terror... como sé que te gusta el cine, mira esto que me han traído de Tarantino... ¿Que quieres libros para leer en catalán? Sin problema, tengo los típicos del Barco de vapor para empezar, y luego podemos ir subiendo a cosas más serias, y te consigo una gramática... Te la puedo mirar con ejercicios resueltos, o sólo la gramática...". Eso, la web no puede darlo (al menos de momento, quién sabe si...), y eso es lo que le da valor a una tienda física y lo que motiva mi frase de siempre: los viejos
rockeroslibreros, nunca mueren.*Según me cuenta ella, el que alguien dé tanta información útil en una frase y encima los buenos días, sería para llorar de emoción. Lo más normal en su día a día es algo como:
-A ver, niña, que quiero un libro.
-Buenos días... ¿qué libro desea?
-Yo ninguno, es pa' regalar.
-Bien... para regalar, ¿a quién?
-A mi hijo, que cumple años.
-¿Cuántos años?
-¿Y eso pa' qué t'interesa a ti?
-Pues para saber más o menos qué aconsejarle.
-Eso s'igual, no le gusta leer.
-...
-Mira, niña, que me parece que no te estás enterando: lo que yo quiero es un libro pa' que lea algo y no s'esté tol día pegao al ordenador, ¿tienes un libro pa' él, o me voy a otro sitio?
El día menos pensado, pasará algo parecido a "Un día de furia", y nos preguntaremos por qué.
#9 Que jodido es estar de cara al público.
Me gusta el tacto de la escritura cuneiforme, y ese olor a barro seco, mmmmm... descifrar símbolos durante horas, los modernos que vais con libros no sabéis apreciar esas pequeñas cosas, seres superficiales... chusma mediocre, no moláis tanto como yo.
#10 seguro que cuando se inventó el papiro alguien predijo que eso iba a ser el fin de la industria editorial, más ligero, más barato y encima enrollable, dónde vamos a parar
"La ofensa es subjetiva y, en muchas ocasiones, innecesaria. En este caso, la mayor que he leído venía de la librería Rafael Alberti de Madrid, una librería que usa dinero capitalista, medios capitalistas de distribución, una web capitalista de venta online… pero que no está de acuerdo con que se apoye el capitalismo si no es para con su comercio."
¡Zasca!, en todo el lomo del libro.
Os votaría positivo a todos. Que gusto de hilo de comentarios. Personalmente, me he pasado al Kindle, pero me siento un poco culpable por haber abandonado las librerías o entrar solo para coger ideas y comprarles poco o nada.
Deberíamos entender todos que la existencia de tiendas pequeñas o de barrio no es un fin en si mismo, sino un medio para proveer bienes y servicios al consumidor. Si el consumidor ya no requiere de esas tiendas porque se han quedado obsoletas es lo más normal y natural del mundo que estas desaparezcan y sean sustituidas por espacios con funciones que la sociedad valore más.