Es domingo por la tarde y una sensación extraña empieza a presionarte el pecho. Caes en la cuenta de que en pocas horas estarás de nuevo en tu puesto de trabajo y te empieza a embargar una tristeza ineludible. Poco importa que tu empleo te guste o no, la sensación está ahí y puede desembocar, según la persona, en ansiedad, angustia, sensación de vacío, melancolía e, incluso, miedo, según varios artículos publicados sobre el tema.
#5 Con lo bien que ha vivido la humanidad en toda su historia, especialmente antes de las primeras comunidades urbanas. Entonces sí que se vivía bien, en la cueva, sin saber si ese día ibas a encontrar algo para como o alguien que decida comerte a ti.
Pues a mí ese bajón dominical me daba en el colegio e instituto. Ahora que trabajo, no, pero porque me gusta (y porque trabajo cualquier día, según me da )
A mi también me pasaba lo mismo y al final lo que hice es dejar de ir a trabajar los lunes, asunto zanjado!
El martes ya estoy preparado para afrontar la mierda de vida que nos hemos montado
Comentarios
A lo mejor lo que te da el bajón es el puto sistema en el que vives.
#5 Con lo bien que ha vivido la humanidad en toda su historia, especialmente antes de las primeras comunidades urbanas. Entonces sí que se vivía bien, en la cueva, sin saber si ese día ibas a encontrar algo para como o alguien que decida comerte a ti.
Los domingos por la tarde no tienen futuro
a mi siempre me ha pasado pero en viernes, pensando que en dos dias volvia al curro ya me deprimia.
A todos menos a
chiquiVigo , que sufre de erecciones incontrolables
Del trabajo ¿? A mi me pasaba cuando era estudiante también.
#2 A mí cuando más me pasaba era en el colegio e instituto
you dont hate mondays, you hate capitalism
Pues a mí ese bajón dominical me daba en el colegio e instituto. Ahora que trabajo, no, pero porque me gusta (y porque trabajo cualquier día, según me da
)
A mi también me pasaba lo mismo y al final lo que hice es dejar de ir a trabajar los lunes, asunto zanjado!
El martes ya estoy preparado para afrontar la mierda de vida que nos hemos montado