«Mucho consumidor se verá reflejado en este caso porque es una práctica masiva en el tráfico mercantil financiar los tratamientos bucodentales en grandes cadenas de clínicas dentales», señala el abogado José Luis Ortiz, y recuerda que «Dentix dejó 78.000 pacientes tirados y el asunto acabó en la Audiencia Nacional como estafa piramidal masiva, porque se llevaron el dinero y aparecieron de un día para otro 62 clínicas con una cadena y un candado en la puerta. Y la misma historia pasó con iDEntal, que dejó a 16.000 pacientes en la calle»
Comentarios
#3 El dinero no lo tiene el Banco, el dinero lo tienen los estafadores.
Y volverán a repetir la estafa. IDental, Dentix, Smydent, Funnydent...
El Colegio Oficial de Odontólogos, deberia cambiar de nombre.
Colegio Oficial de Keops, de Kefren, de Micerino, de Guiza...
O cambian la ley y exigen más garantias a las franquicias y más penas de carcel, porque económicas no puede en existir, o se repetirá. 100 veces más.
como debe de ser, no recibes tratamiento, el dinero se tiene que devolver.
#2 la unica manera de que cambie es que se de servicio integral en la seguridad social, muchas patologías se originan en la boca y hay demasiada gente que no se puede costear arreglarsela.
#2 Si las financieras se asocian de alguna manera con este tipo de cadenas tendrán que participar de alguna manera también en la responsabilidad de los servicios que se han contratado. La estafa se acabará disolviendo sola cuando las propias financieras sean las que no entren en el juego.
Han intentado replicar el formato de estafa de este tipo que se hace con la compra de coches y les ha salido mal.
Curiosamente todas esas cadenas dentales se publicitaban activamente con telepromociones en los programas de Telecinco, es verlos anunciar cadena nueva y se pone el contador a cero para que dejen con tratamiento a medias a unos cientos de incautos
Lo malo de este tipo de gente que monta cadenas de tratamiento dental, o de panaderías, o de cualquier otro tipo de establecimiento, es que por el camino arruinan a muchos pequeños negocios que no pueden competir con precios tirados por los suelos y finalmente, son las cadenas las que acaban arruinadas.
En las escuelas de negocios se enseña la disrupción como algo bueno y deseable. La teoría puede tener algo de sentido pero la práctica es que no es una destrucción creativa como afirmaba Milton Friedman si no un sabotaje consciente y generalizado de otros negocios para sacar beneficio propio, aunque luego no se sepa sacar partido y se arruine uno mismo.
Por que una cosa es que ante una fuerte innovación otros negocios no consigan adaptarse y mueran, y otra cosa muy diferente es sabotear asfixiando económicamente como hacía Rockefeller.
Antonio Escohotado afirmaba que lo que más picaba del capitalismo era el proceso de destrucción.
Si y no. No se trata de que una innovación como la irrupción de los ordenadores destruya el negocio de máquinas de escribir tradicionales si no que se abuse de "la libertad" de forma malévola para destruir. Y esa destrucción no es creativa.
Milton Friedman y Antonio Escohotado pueden tener cierto grado de coherencia en sus argumentos, pero en cierta medida son como aquellos que se enamoran de una mujer con gordura mórbida y se empeñan en defenderla ante sus "superficiales" amigos.
Se ve que falta deontología en la odontología.