Entre las historias que se están conociendo está la de Behailu Kebede, el hombre que vivía solo en el departamento del cuarto piso donde el fuego comenzó tras una falla eléctrica en la heladera. El taxista de 44 años, inmigrante de Etiopía, se siente consternado y culpable por lo ocurrido, aun cuando varios vecinos declararon que se salvaron gracias a su intervención.
Culpa ninguna, aunque sea inevitable sentirlo. Si lo que cuenta es cierto, lo suyo fue un accidente que le hubiera podido suceder a cualquiera. Los miserables que decidieron gastar millones en embellecer un edificio pero no en garantizar su seguridad (encima empleando materiales que aceleraron la propagación del fuego) son los culpables de convertir en tragedia lo que quizá no hubiera pasado del estropicio de un sólo apartamento (y quizá los adyacentes como mucho).
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Culpa ninguna, aunque sea inevitable sentirlo. Si lo que cuenta es cierto, lo suyo fue un accidente que le hubiera podido suceder a cualquiera. Los miserables que decidieron gastar millones en embellecer un edificio pero no en garantizar su seguridad (encima empleando materiales que aceleraron la propagación del fuego) son los culpables de convertir en tragedia lo que quizá no hubiera pasado del estropicio de un sólo apartamento (y quizá los adyacentes como mucho).
Falla eléctrica en la heladera = cortocircuito en la nevera.
Incluso siendo un accidente, eso lo va a llevar a cuestas lo que le quede de vida.
No se es un héroe por avisar de un fuego..