Hace 8 años | Por --432809-- a elconfidencial.com
Publicado hace 8 años por --432809-- a elconfidencial.com

Aquel lunes no hacía muy buen tiempo para cazar. La lluvia impide escuchar a la presa y dificulta la visión. Y amenazaba lluvia. Pero Antonio Fernández Muñoz tenía ese día una cita con un venado a la que no pensaba faltar. Había quedado con Rufino González, alias El Conejo, y su sobrino Flores Alba en la finca Los Baños, de Aldeanueva de Barbarroya (Toledo). Eso es lo último que se supo de él. El resto es una película de terror con un guión aún plagado de lagunas. Antonio Fernández, exempleado de banca, murió de un tiro en la nuca.

Comentarios

tul

se deja de buscar para que los señoritos cacen, pais de paletos "Cuando comenzó la temporada de caza y no había esperanzas, la Guardia Civil ordenó parar las batidas porque alguien podía salir herido."

ziegs

#3 "Los santos inocentes", la España de señoritos engominaos.

TocTocToc

Lo más extraño es que fueran a cazar tres y dos de ellos no tuvieran licencia de armas.

D

#4 a mí lo que mas extraño me ha parecido es la cantidad de faltas de ortografía en los mensajes que enviaron:

A las 21.58, mandaron un sms a Antonio: “qu as matao algo que aquí llueve a cantaron, no se ay”. A las 22.49 le volvieron a escribir: “Antonio luego dejas la yave en el chaparro de la cadena”. Así lo recoge la acusación de la familia.

qué nivel...

D

El 12 de febrero de 2014, más de cinco meses después del crimen, Flores y El Conejo fueron detenidos. En secreto, la Guardia Civil les había investigado y consiguió una grabación en la que cantaban: “Está muy bien escondido. Vamos, que lo están pisando y no lo ven...”, le decía Rufino a su sobrino. Una vez arrestado, Flores, el sobrino, llevó a los agentes hasta el cuerpo.

D

Si en este país de coincidentes sociales se prohibiese la caza, se eliminaba de un plumazo un buen porcentaje de España negra.