El doping tecnológico ayuda al corredor en los momentos decisivos de una etapa. Diminutos dispositivos se conectan a las ruedas y el ciclista puede activarlos con algún botón oculto. Para detectar tan pequeña, pero decisiva ayuda, la UCI y los organizadores del Tour utilizan tabletas magnéticas o inspecciones oculares al azar antes de las etapas, con especial énfasis al ganador de cada jornada y los líderes de las diferentes clasificaciones. También utilizan rayos X, para encontrar los motores ocultos dentro del marco de la bicicleta.
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